lunes, 8 de febrero de 2010

ANTIOQUIA: UN RETABLO VIVO.



Para nuestro joven grupo, viajar a Antioquia resultaba un reto, puesto que era nuestra primera gran salida fuera de Lima; esto originó que algunos padres no inscribieran a sus menores hijos, por el temor propio que genera no tener cerca a sus hijos.
Antioquia queda en la cuenca media del rio Lurín a 1550 m.s.n.m., donde llegamos tomamos la ruta Pachacámac, Cieneguilla, Chontay, Nieve Nieve y otros pueblitos mas que encuentras en la ruta. Es importante mencionar que durante toda la ruta pudimos ver los immensos campos de caña o carrizo como es conocido y mucha gente dedicándose a las labores de construcción de esteras y productos que se crean de este recurso. El camino es algo dificultoso si no cuentas con una camioneta 4x4.

Aunque cansados por el largo camino, llegar al lugar fue un deleite para los ojos de nuestros niños, algunos de los cuales nunca habían visitado la sierra y este se convertía en su primera experiencia; las casas pintadas a manera de un retablo ayacuchano, daba la sensación de estar dentro de una gran ciudad de muñecos. De acuerdo a las explicaciones de los orientadores turísticos de la zona, el pintado de las casas con ese estilo, data del 2004 en un convenio entre el Municipio y la ONG CIED buscando de esta forma atraer el turísmo y de esta manera crear otra fuente de ingreso a la población. Según Rafo León en su libro Guía de la Región Lima "...Los vecinos inicialmente se mostraron reacios a sumar sus fachadas al decorado; nos cuentan que los colores (...) eran muy serranos..."
Llegados a la Plaza de Armas de Antioquóa, el descanso fué obligatorio para iniciar una caminata hacia Cochahuayco un apacible pueblito a donde llegamos luego de cerca de 40 minutos de caminar entre manzanas y membrillos que es la fruta carateríatica de la zona. En este lugar conocimos a la señora Graciela una simpática agricultora que junto a otras familias estaban procesando y dándole valor agregados a los productos banderas de la zona, fabricando deliciosas mermeladas, encurtidos, frutas en almíbar y otros. Lo chicos no pararon de probar y degustar.
Desde Cochahuayco, iniciamos una caminata por el Camino Inca o Capac Ñan que nos llevó a un mirador de todo el valle que fueron acompañadas por las explicaciones de los orientadores turísticos de la zona.
Este tipo de experiencia procura exponer a nuestro chicos a realidades donde el hombre convive con la naturaleza y aprovecha de ella manteniendo el equilibrio que se ha perdido en las ciudades; también le permite acumular conocimiento sobre la idiosincracia de diversos pueblos que luego que pasará a formar parte de bagaje cultural.
El retorno estuvo plagado de anécdotas y cantos que fueron la despedida hasta una próxima salida.