jueves, 11 de octubre de 2012

LA PSICOLOGÍA DE LA MANADA


(*)Escribe: Eddy  Ormeño Caycho.
    

Ver correr a los niños y adolescentes tras una pelota y emocionarse con abrazos ante el gol logrado. Recordar la escena de un grupo parroquial cansados pero satisfechos luego de celebrar la navidad del niño en un barrio pobre. Me sorprende ver a casi niños correr con un grupo de vándalos denominados pandilleros. Todavía recuerdo la vez que un grupo de pesimistas padres, no terminaban de creer que sus hijos, se habían levantado a las cinco de la mañana para la caminata de verano en el club de exploradores. ¿Qué hace que nos sintamos motivados para seguir al grupo?, ¿qué hace que unos niños se levanten a las cinco de la mañana sin protestar para caminar en grupo?, ¿qué hace que unos inocentes niños formen parte de una pandilla?, simplemente es la fuerza de la manada.

El cerebro humano a lo largo de los años ha evolucionado desarrollando habilidades y capacidades que se han puesto a prueba para solucionar los problemas de la vida;  hemos inventado y creado tecnologías impensables, peroesa evolución y desarrollo ha dejado intacto parte de nuestro primitivo cerebro llamado sistema límbico, el cerebro del instinto, que fue vital para sobrevivir en un medioambiente hostil y peligroso.

El sistema límbico, también llamado cerebro medio o cerebro emocional, es la parte del cerebro situada debajo de la corteza cerebral, y comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo y la amígdala cerebral. Este cerebro primitivo llamado reptiliano dirigió por muchos millones de años nuestras vidas desarrollando los  instintos básicos de la supervivencia como alimentación, agresión, sobrevivencia, reproducción sexual, etc.

Nuestro cerebro reptiliano fue apropiándose de nuevos aprendizajes producto de su propia evolución, sin perder su esencia. Los reptiles evolucionaron en aves y mamíferos y de ellos heredamos el aprendizaje de manada y su ley: todos nos cuidamos. Mientras mas escasa era la comida, mas peligrosa era lo competencia, por lo tanto era indispensable mantenerse en la manada.

La protección de la manada era necesaria para que los animales sobrevivieran, era imposible hacerlo de manera solitaria debido precisamente a esa escasez  de los recursos, pronosticándole un fracaso al cazador solitario. Vivir en manada era para el individuo un seguro de vida; el paria o excluido estaba condenado a morir de inanición o a ser devorado por otros animales.

La evolución no fue otra cosa que la perfección de los instintos y la organización de los aprendizajes, para luego sistematizarlos y dar el gran salto a la agricultura, control del fuego y distribución de roles; sin embargo la manada siempre primó en las acciones.

La manada de hoy se viste de corto y corre tras una pelota, los llamamos equipos de futbol o también son esos que esperan la noche y salen de sus escondites para “defender su territorio”, los llamamos pandilleros; la manada se reúne en ocasiones especiales y tienen en común un mismo apellido, los llamamos familias. Las manadas se reúnen los fines de semana para jugar fulbito o departir, los llamamos amigos.

Actualmente cuando un integrante de la “manada” cae enfermo es visitado o buscan llamarlo por teléfono. Si un miembro de la “manada” fallece lloran por él  y luego lo visitan en el cementerio. Si un miembro de la manada es visto decaído o desganado, es alentado y apoyado por los demás miembros. Cuando una manada ataca a un individuo es posible que el individuo busque ayuda en miembros de su manada y se creen las peleas propias de comportamientos gregarios de los mamíferos.

Junto a la identidad de la manada se formó el miedo de ser excluido de ella; en la manada los líderes están en el centro y el resto en la periferia, mientras más lejos del líder se encuentren existen mayores posibilidades de ser excluido; entonces el candidato a ser excluido hace lo posible de mantenerse en la manada, mientras tanto el líder hace lo posible para mantener su estatus y dominio. El líder y el candidato a ser excluido juegan el mismo papel: “mantenerse” a toda costa, para ello hacen lo que sea, arrastrando con ellos a los demás integrantes.

Ser miembro de una manada tiene un sentido de pertenencia y existencia, cumple además un rol terapéutico debido a que aviva sentimientos de alegría, emoción y participación.

Existen manadas con liderazgos negativosdonde sus miembros son conducidos a acciones reñidas contra la moral, las buenas costumbres y actos socialmente sancionados, acciones que de manera individual no realizarían, como es el caso de los miembros de las denominadas pandillas urbanas.

Sin embargo hay casos de liderazgos positivos donde la manada son conducidas a realizar acciones sociales, educativas o culturales aceptadas por la sociedad y a su vez forman en valores a sus integrantes para su desempeño individual, como es el caso de clubs sociales, culturales, religiosos o similares.

Somos una sociedad evolucionada conformada por hombres y mujeres con un sentido de pertenencia y existencia, con la necesidad de una realización personal y social; con la necesidad innata de ser miembro de una o varias manadas (es parte de nuestra historia primitiva),  sin embargo a veces nos conducimos en acciones individualistas que no permiten relacionarnos con nuestro entorno, pudiendo devenir con ellas posibles  problemas psicosomáticos  difíciles de diagnosticar, tratar y superar.

Por otra lado, existen casos donde los padres desconociendo la importancia que es para sus hijos ser parte de “una manada” (léase grupo social), luego de la escuela condenan a sus hijos a “prisiones perpetuas” en sus hogares sin permitirles experimentar la necesidad y satisfacción de pertenecer a una manada, donde aprenderá a relacionarse, jugar y desarrollar habilidades sociales, elementos básicos para el éxito futuro de las personas.

Así mismo está en manos de los padres identificar “manadas” (léase clubs, grupos, etc) virtuosas, positivas y formativas para el desarrollo de sus hijos, a donde deben asistir en la etapa formativa, para que, luego en la etapa independiente, pueda tomar decisiones e integrarse a una manada positiva.

Es responsabilidad de las instituciones correspondientes, crear espacios no formales pero formativos a la vez, lo suficientemente atractivos como para atraer a miembros y formar líderes positivos que serán base de nuestras futuras manadas.

(*) Profesional de Ciencias Sociales y Educación. Cuenta con estudios complementarios de Gestión Social, Conflictos Socioambientales y Neurociencia. Actualmente se desempeña como asesor en temas de Gestión Social e Interculturalidad en el Ministerio de Energía y Minas de Perú. Director de Proyectos Sociales y Educativos deSOLIDARITAS PERÚ